Sunday, November 15, 2009

Spinetta inédito y Spiner remoto



En 1987 Luis Alberto Spinetta participó como actor y autor de la música original en el corto de Fernando Spiner Balada para un Kaiser Carabela que sólo se proyectó una vez en Argentina. En cambio, fue premiado en Europa, lo compró Canal Plus, de Francia y lo televisó. A instancias de una coproducción de La Nave de los sueños y la Biblioteca Nacional el 17 de noviembre se lo proyectará gratis en el auditorio Jorge Luis Borges dentro del ciclo Otros territorios junto a otros tres cortos iniciáticos del director del film La Sonámbula y las series Poliladron y Bajamar. Entrevista con Fernando Spiner y Luis Alberto Spinetta. (Esta es una versión completa del artículo que escribí y publicó el suplemento Radar de Página/12).

El eterno retorno

En un pueblo anclado en un retrofuturo con locales repletos de videojuegos, fichines y carteles con luces de neón, rodeado por un paisaje desértico, habita Finney, el personaje de Spinetta. Es una suerte de Sísifo canoso que viste de traje, día a día intenta encender autos que no arrancan y pasa el tiempo borracho. Llegan al pueblo a través del desierto una mujer joven y un niño como salido de una publicidad de cacao, pelo cobrizo, pecas, el niño sostiene una valija, ella usa un vestido azul sin mangas y tacos blancos. En el pueblo no hay nadie más que Spinetta, los fichines, y viejos autos de lujo estacionados, él les ofrece pasar la noche allí, ellos aceptan y dicen ir más lejos. Al niño le gusta sacar fotos con una cámara polaroid, luego recorta los retratos y los deja en distintos lugares, entre los personajes apenas existe la tensión de un posible recuerdo o un posible olvido, nunca se miran a los ojos. La mujer y el niño bailan maquinalmente una rutina de tap sin música de fondo mientras Spinetta bebe su whisky en la barra mirándolos ausente, detrás suyo en lugar de bebidas, casetes de VHS llenan las estanterías. Sus movimientos parecen espectrales. Pasan la noche deambulando y ven el alba sentados dentro del auto, un Kaiser Carabela, Spinetta pregunta si recuerdan que es la hora en que se apagan todas las luces y ellos le dicen que no. Él asiente: “Claro, yo tampoco los recuerdo”. Otro día todo vuelve a empezar, regresan los visitantes, ella luce un abrigo y el niño carga un estuche de guitarra, dicen ir más lejos y la sospecha del recuerdo aflora en el desierto.


Raíces
En una operación análoga a la del pintor Antonio Berni en su cuadro La muerte acecha en cada esquina, Fernando Spiner plasma en este corto sus vínculos con el surrealismo y la poesía luego de una estadía de estudios en Europa: ambos creadores recontextualizan paisajes donde crecieron. Vuelto de Francia Berni pintó sobre el fondo de la llanura de su pueblo santafesino una pesa, una gran V tallada en una piedra , la cabeza de un hombre decapitado y un edificio de tres pisos, al regresar de estudiar en el Centro Sperimentale de Cinematografía en Roma, Italia, Spiner transformó a Villa Gesell en un Las Vegas abandonado. Después de aquél cuadro Berni seguiría su camino de ruptura hasta incluir desechos en su obra, Spiner en una sola jugada une la última tecnología del momento con los lujos del pasado y los iguala en la categoría de chatarra en el mismo momento de su auge.>
Del disco a la disco
“Balada para un Kaiser Carabela, el corto de Spinetta, nace de un profundo deseo de filmar un corto muy influenciado por un cierto tipo de cine como las películas de Wim Wenders, sin diálogos, más poéticas”, revela el director. “Apenas volví de estudiar de Italia en 1986, conocí a Marcelo Figueras, que me presentó a Fito Páez con quien íbamos a hacer un clip de “Corazón clandestino”, finalmente por motivos de guita no lo hicimos. Pero me hice muy amigo de Fito, me invitó a ir a la grabación de “La la la” y me empecé a hacer amigo de Luis. Yo era un admirador, escuchaba Almendra a los 13. Iba a las grabaciones de “La la la” y miraba y escuchaba y ellos me empezaron a dar manija para que juntos filmáramos un clip del disco, que es para mí uno de los más grosos del Rock and Roll argentino. Luis había visto Testigos en cadena, ese trabajo llevé a Italia cuando empecé a estudiar y Fito se lo había mostrado”, detalla Spiner.
Testigos en cadena es un corto sobre la dictadura filmado durante la dictadura y también será exhibido en la Biblioteca Nacional. Aquí podría ir la anécdota de Blow up. La única vez que se pasó el corto Balada para un Kaiser Carabela, en la discoteca Cinema, Spinetta le dijo a la revista Cantarock: “El director Fernando Spiner, todavía no hizo su primer largometraje pero tiene ideas que rompen todo. Los cortos que ha hecho hasta ahora tienen un nivel impresionante. Uno de esos cortos, “Testigos en cadena” tiene música de Lerner y ganó cualquier cantidad de premios. Yo lo conocía a través de Fito Páez”.

Bandoleros


Fernando Spiner cuenta por teléfono antes de irse al Festival de Mar del Plata que terminó de filmar Aballay, una película que define como “un western gauchesco” basada en un cuento de Antonio Di Benedetto acerca de un bandolero que mata a un hombre delante de su hijo y el niño crece para vengarse. Pensaba rodar el film con una coproducción italiana cuando terminó el corto de Spinetta, pero no pudo, pasaron 22 años hasta que logró filmarla y el niño que actuó junto a Spinetta creció y se convirtió en un ladrón famoso.
-¿El guión lo tenías escrito antes de pensar en Spinetta?
Con Eduardo Milevic ( el guionista )habíamos intentado hacer algo antes, queríamos contar una historia de soledad, de gente que no conecta. Surgió la posibilidad de hacer este corto, ya teníamos el guión, y un día le digo a Luis, como íbamos a hacer con Fito “Ciudad de pobres corazones” y ya lo teníamos armado, le digo: ‘Luis, ¿te copás con protagonizar este corto?’ y dijo: ‘Sí, loco, está bueno’. Luego le pregunté si le podía hacer música original. Balada para un Kaiser Carabela se filmó en mayo del 87 . Él trabajó la música casi sin indicaciones
-¿Por qué elejiste Villa Gesell como locación, lo habías pensado en Italia?
Yo viví toda mi adolescencia allí, nos mudamos a mitad de los 70 con mis padres, hice el secundario, siempre había querido filmar ahí. A los 13 trabajaba para la casa de fotos “La almeja miope” y andaba sacando fotos en la playa.
-Como el niño del corto…
Sí, en el corto hay algo de eso, cosas que ví mucho al crecer en un balneario: gente que va y desaparece. El tipo solo acodado en la barra tomando una copa de whisky.Gesell era el lugar donde me era posible cerrar las calles y transformarlo en un pueblo fantasma . Luego volví a filmar un documental sobre los pioneros de Villa Gesell y también hice toda una miniserie “Bajamar”. Fuimos en un plan artístico, poético, y Luis se vino, sin cobrar un mango, diez días a Villa Gesell, con un equipo técnico y estuvimos los diez días filmando, con Luis, Sofía (Viruboff), mi mujer que protagoniza el corto, y un nenito, que lo encontré en la calle, y que con el tiempo se convirtió en el chorro más famoso de Gesell, Claudio Ginepro, tremendo, un bandolero famoso.
-Cuando le pregunté a Spinetta acerca de su actuación contestó que se limitó a seguir instrucciones ¿Fue así? ¿Cómo recordás las jornadas de filmación?
En realidad Luis compuso un personaje, trabajó los gestos, las miradas y la forma de caminar, opuestas a las suyas, aportó mucho y fue alucinante. Imagináte llevarte a Spinetta a tu pueblo. Las jornadas siempre son largas. Hay un registro de paso del tiempo que duró toda una noche para filmar una escena. Era mayo, una Gesell con muy poca gente y todo un grupo de amigos que nos ayudaba en la filmación. Luis tocó varias veces en el hotel, venían algunos amigos músicos y teníamos espectáculo continuado.
¿La idea de los autos viejos tiene algo que ver con el gusto de Spinetta por los autos o era una idea previa del guión?
Pensamos que podía dar una fastuosidad decadente. Hicimos un pedido general a Gesell y así los conseguimos.
¿Porqué mostrás estos trabajos ahora?
La nave de los sueños organizó el año pasado un homenaje por los 10 años del estreno de La sonámbula, y me propusieron proyectar el corto, en realidad nos conocemos hace casi una década y siempre me insistieron por este material yo se los había prometido y finalmente digitalizamos los tres cortos que estaban en 16 milímetros porque casi al mismo tiempo me ofreció Fernando Martín Peña hacer la conversión a cambio de conservar en su cinemateca los originales.
-La versión de Balada que se va a proyectar no es el corte original ¿porqué?
Luego de digitalizar lo edité , porque sentí que le hacía falta tocar un poco, igual aún con el corte subyace la esencia siempre. Es la primera vez que hago algo así. Lo conservé porque tiene algo, el corto tuvo un pequeño recorrido, lo mostramos una sola vez en Argentina en la discoteca Cinema y nada más. Fue la época en que yo volví a ir a Italia, y allá el corto ganó el premio especial del jurado en el festival de Huesca, estuvo en muchos festivales importantes de cortos y después lo compró la televisión francesa. Tiene un gran valor que es la presencia de Spinetta, un hecho muy especial, y la música que compuso. Y tiene una melancolía que te da como un dardo en el alma. La soledad, la tristeza, la desolación, el neón, las luces de colores, el ruido y la nada. Una cosa muy poética, jugada, muy radical, con una extraordinaria fotografía de Yito Blanc, un muy buen director de fotografía que falleció años después.
¿Tu amistad con Spinetta continuó?
Con Luis luego fuimos amigos cercanos y a través del tiempo nos hemos visto con frecuencia variable, hoy mi hija estudia guitarra con la de él.>



Simpatía

En el libro de Juan Carlos Diez, Martropía conversaciones con Spinetta, el músico contó que le cuesta irse a una playa, que en cambio, sale de una ciudad para ir a otra ciudad: "Soy difícil para eso. Tengo que estar en muy buena compañía y relajado". La filmación del corto en una playa implicó para Spinetta abordar terrenos infrecuentes. Para la música Spinetta unió sus sintetizadores último modelo para la época con los sonidos de las máquinas de fichines e incursionó en el ruidismo para generar un clima denso, apenas hay una melodía en la que tararea unas vocales y las loopea, es un ejercicio lúdico para el músico que transita del disco junto a Fito Páez, La la la de 1986, hacia su próximo solista Tester de violencia de 1988. Quizá el único anclaje temporal que permite ubicar al corto como realizado en los 80 y no como una mirada desde cualquier momento futuro a esa década sea el sonido característico de los sintetizadores.
En medio de los ensayos para la celebración de su trayectoria en diciembre en el estadio de Vélez, Luis Alberto Spinetta habló por teléfono con para recordar la filmación.
- ¿Cómo recordás tu participación en el corto? ¿Cómo te preparaste para el personaje?
Mi experiencia como actor es, seguramente, nefasta para el director.(Risas) Yo hice una música para el corto, creo que por ahí empezó todo. Tenía que hacer de un hombre mayor, no les costó maquillarme para lograr el personaje, como la película es casi muda, sin textos, era un tipo más parsimonioso que yo y su desarrollo era desde lo gestual.
¿Haber participado influyó en tus ideas para los videoclips posteriores?
En los clips es otra la cosa, si no sos actor y tenés cancha, vas y algo sale.
Yo me limité a seguir sus instrucciones la idea era poder cumplir con las expectativas de Edu Milevic y Fernando Spiner. Simplemente por simpatía, no me entusiasmaba hacer a través del film una entrada al mundo de la actuación en cine sino cumplir con mis amigos, ellos me divertían y tenían ideas que me parecían geniales .
¿Sabías que el corto fue comprado y exhibido por la televisión francesa?
No sabía, pero es natural porque esa es un poco la característica del film, una idea muy visual. Claramente no lo pasaron allá porque hay un actor que es conocido por otra cosa. Y el mérito lo tiene el director, no mi actuación.


Programación completa: Testigos en cadena (1982), Ejercicio para cámara en movimiento (1984), Instrucciones para john howell (1985) y Balada para un Kaiser Carabela (1987). Martes 17 de noviembre a las 19 horas en el Auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional. AGÜERO 2502 | 1er PISO

Más información sobre el ciclo en www.naveonline.com.ar

Sunday, August 16, 2009

Niño en el cosmos


Versión en español.

Generalmente son abolladas las ideas descartadas, lo que no se puede decir, lo que no se dijo como se deseaba. Leer adentro de un bollito de papel: “No sé nada de mí, apenas sé mirarme a los ojos”, puede ser la entrada a un universo artístico amplio que a veces empieza en una bolsa de papel madera con la cara de un niño de 4 años que detrás de lentes gruesos clava una mirada fija. El mismo niño escribió los 24 poemas fotocopiados en “El libro de palabras”, y si le preguntan quién es, responde:
“A los nueve años miré la luna con otros ojos, a los cuatro ya lo había hecho pero no recordaba eso a los nueve. El brillo entró por la parte más roja de mi diamante y la volvió amarilla, entonces pedí a mi madre ir a estudiar pianoforte. A los diez salí a jugar y encontré una “A”, a los trece una “Z”. Finalmente me decidí por la “R”. Finalmente, nada tiene fin.
Un día 14 de noviembre caminando por la calle me crucé con un hombre de galera que me miró a los ojos y me dijo:
-Vos tenés una “O”, ¿No me la cambiarías por una ‘N’?
-Pero yo ya tengo una ‘N’- respondí.
-No importa (me suplicó) necesitó una “O”, para usarla como túnel y pasar al lugar de las cajas musicales a buscar una canción que perdí de niño, se llamaba: “La canción de enrollar el ovillo de la noche”.
Debo encontrarla (me dijo) es un caso de vida o vida. No pregunté más, tanto me conmovió que ahora no tengo “O”, pero sí dos “N”.
Desde ese día tengo la certeza de que la “O”, es un túnel que nunca me animé a transitar, tiempo al tiempo, un día saldré a la calle y pediré una “O” a un desconocido”.
El cemento de un barrio de monoblocks, en San Justo, una ciudad en el Oeste de la provincia de Buenos Aires dentro del Partido de La Matanza, cinturón tan populoso como precario y la mayor fuente de votos del peronismo en Argentina, parece un ambiente escénico más propicio para que prolifere un músico de hip hop que para un artista multipropósito. Asombroso como un poema encontrado en un bollo, allí reside Luciann.
“En un principio la idea era más extrema iba a poner basura, no suciedad sino envoltorios de golosinas, un pedazo de cigarrillo, para resaltar el encuentro de algo valioso entre los desechos”, manifiesta.
Si una cámara registrase su existencia, el resultado sería un documental poético sobre la música. Todos los domingos toca el piano en una iglesia del culto Ciencia Cristiana, ante una congregación de 5 personas que acuden a misa desde lugares muy distantes a la iglesia, pero concurren allí porque hicieron colectas especiales para poder construir ese templo. El rito comienza con unos minutos de improvisación del pianista que suele llegar al trabajo poco después de haber tocado en un show de los grupos de música experimental en los que participa: Princesas Apuñaladas de Luna, El Joven Ausente y La Orquesta trompa de elefante.
También estudia para tocar en clases de ballet y luego, como solista, se asoma al túnel y saca canciones y nuevas poesías que comparte en Internet.
El rostro de niño señala el portal de su espacio, Erich Fromm en su libro Miedo a la libertad explica que hay un estadio en la infancia en la que el niño no distingue el final de su yo, él y el cosmos son uno, luego mediante la individuación el hombre busca pertenecer y diferenciarse a la vez del entorno y las cosas. En la galaxia de Luciann impera una atmósfera surreal en la que no hay gravedad ni afirmaciones tremendistas, una cosmovisión de niño aúna la lírica de sus canciones y su poesía donde los personajes pueden tener “la boca con mares que no vuelcan”, “comer luciérnagas” y saber que “el sol, la lluvia y la nostalgia preparan una torta para sus nietos”.
Hablamos sobre las alusiones al universo en su obra: “Me fascinó el cosmos desde niño. Quería ser astronauta pero cuando supe que había que estudiar muchas matemáticas me desencanté”.Lo curioso es que las escuelas de piano suelen utilizar como argumento que el estudio del instrumento activa la zona cerebral de la que dependemos para realizar cálculos matemáticos, por lo que recomiendan que los niños aprendan piano para ejercitar el hemisferio. Le comento el asunto y agrego que mucha gente que usa computadoras coordina los movimientos de las manos de igual modo que en el piano pero no pueden tocar música.
Para Luciann las letras son notas, toca con un teclado dactilográfico de PC al que configuró con un programa MIDI y genera acordes. “Cuando toco tipeo mas rápido que al escribir, y descubrí que hay palabras que contienen acordes”, cuenta.
Le pregunto si el título de su última canción “A-1” alude a su interpretación musical de las letras y él me responde:
-¿A vos que te da A-1?
-La batalla naval-le digo.
-A es la primera letra y uno, bueno, el uno es el uno, la totalidad y la unidad y lo primero y uno, dice tocándose el pecho.


A1 (letra / traducción)
Comunicación entre los tripulantes del Apolo 11
y el Monitor de la N.A.S.A


Base tranquilidad: Houston, aquí Base Tranquilidad retornando a la cabina para despresurización.

Houston: Base Tranquilidad, aquí houston, ustedes deben retornar a la cabina para despresurización. Retornar a la cabina.

Armstrong: abrimos la lente de la cámara

Armstrong: Okey houston. Estoy en el umbral.

Houston: comprendido Neil.

Armstrong: ¿como llega la imagen en la pantalla del televisor?

Houston: Okey Neil. Lo vemos bajando por la escalera.

Armstrong: ¡estoy al pie de la escalera y voy a pisar tierra! ¡Ya!

Armstrong: Un pequeño paso para el hombre. Un gigantesco paso para la humanidad.
Es la.... la superficie fina y polvorienta. Se adhiere a la suela de mis zapatos como carbón en polvo. Puedo... puedo levantarla con la punta de los dedos. Esto tiene una belleza propia. Se asemeja mucho a los desiertos de los Estados Unidos, aunque es diferente. Es un lugar muy lindo.

Luciann:
astronauta que vuelas
dentro de mi cabeza
es mi cuerpo un grande robot
no soy yo el que maneja

Aldrin: Quiero saltar y volver a caer suavemente. Pero debo estar seguro de no caer.

Luciann:
se reinicia el sistema
cuando desciende mi cabeza
yo soy yo y quien es yo
él es yo y yo él soy

es mi amiga lunática
prepara té y no duerme
desenrrolla mi ovillo
teje una nube que crezca

John F. Kennedy: El espacio está ahora abierto para nosotros y nuestra ansiedad por compartir su significado no está regida por los esfuerzos de otros. Nos lanzamos al espacio porque, cualquiera sea la empresa que acometa la humanidad, debe ser compartida por los hombres libres.

H: y no nos hallamos en el final,
sino que apenas estamos en el comienzo.

-¿Porqué usas esa cara?
-Es una foto del jardín, cuando la encontré me llamó la atención la mirada, la veo como un síntesis, un símbolo, cuando la llevo en el pin o en la guitarra o en el myspace, me parece hipnótica, el gesto no es ni triste ni feliz como si no tuviera sentimientos. Como si fuese un robot. Trato de ver el mundo como un pensamiento colectivo todos los humanos podemos ser un solo ser, parece que hacemos cosas contrarias pero hacemos una sola cosa vamos hacia un solo lado, el robot se vuelve más grande, viene a ser el planeta o lo que generamos entre todos. La música es mágica, una persona escucha todo a la vez pero en realidad cada sonido sale ejecutado desde una persona diferente y cuando se juntan hacemos un solo color.

-¿Se puede ser sincero y ser adulto? ¿Se contraponen niñez y madurez?
No creo en la adultez, es un concepto inventado para que el hombre se apague: ¿quién puede querer ser adulto si sos un muerto? No hace falta ser adulto para ser responsable o atento. Madurez o adultez son palabras creadas para castigar y para mantenernos en una cárcel de pensamiento.
Alguien frustrado o sin sueños, acabado, que olvidó sus sueños de niño, alguien que sólo trabaja para no salirse de la vida normal, eso debería ser lo mal visto en la sociedad.
Si tuviéramos mas conciencia de nuestro tiempo seríamos mas libres. El espacio me gusta como imagen, a veces cuando voy en bici por lugares desolados, siento que puede venir algo del cielo a buscarme, y se me pone la piel de gallina.
Puse a los astronautas porque su trabajo es como el del ser en el cuerpo humano: lo desconocido está adentro y afuera.
Los astronautas reaccionan en el audio como niños ante lo desconocido, por eso usé los samplers. Al final es tan aburrida la vida y se vuelven tan opacos los adultos que buscan hacer cosas fascinantes”.

Lucian mira el techo de su pieza desde su cama, yo miro su piano desde mi bolsa de dormir, hablamos del tiempo, de su inexistencia, del calendario gregoriano, del calendario maya. Luciann cuenta que durante el papado de Gregorio fue suprimido el semitono en el canto gregoriano, no se lo podía usar porque tenía una connotación sensual. Sin discos ni radios, la música impactaba físicamente. Hoy también se suprime la música, la corporativización del rock, saca de circuito cierta música, reduce el espacio disponible y lo llena con la música sobre la que posee acciones.
En un rato, Luciann, se tiene que levantar para ir al trabajo. En el pasado, tocar para las cortes fue la mayor fuente de sustento económico para muchos compositores. Hoy hay más rock en la Casa Rosada que en muchos lugares del país. Al poder siempre le interesó dominar la música, rumiamos.
En el disco del conjunto El Joven Ausente, el arte de tapa emula un cuento, incluye un sobre de té y una etiqueta anti etiquetas define al grupo como música psicoacústica para niños: “Decimos que es Psicoacústica porque va directo a la parte de atrás no para en la pared de tu cabeza y para niños porque no tienen ese filtro, nos pasó de tocar en comedores infantiles o lugares así y los chicos se querían sumar a tocar el teclado y los organizadores no los dejaban. Cuando vamos a un recital si encontramos cosas tiradas, las juntamos y las llevamos, porque de tocar tan fuerte algunas cosas se rompen, usamos chapas, un teclado azul número 7, tachos y pedazos de mangueras, muchas veces los adultos no saben como reaccionar cuando nos ven”.
Luciann destroza guitarras en vivo luego las vuelve a pegar y tocar con ellas. Abolla instrumentos y les desprende poesía.
“Para mí tocar es un hecho estético. El arte es ideológico desde el mismo momento en que parte de ideas. Me gustan las ideas que se puedan concretar con lo que tengo a mano. Lo del libro se me ocurrió y salí a buscar el papel y a fotocopiar y lo armé en un día, luego es algo cansador armar muchos, pero me gusta que no sea complejo. Esperar algo del arte o la música es doloroso, los hindúes por ejemplo dicen que la música es para Dios y listo. Si hacés música es para ofrendarla”.
El universo se expande y se contrae. Asistí a conciertos suyos donde el público no superaba a la cantidad de fieles de la Ciencia Cristiana, lo vi tocar con Princesas ante más de 300 personas en uno de los mejores escenarios de Buenos Aires, un video suyo filmado con una cámara de fotos doméstica fue rotado con regularidad por Much Music, su libro pasó por Brasil a fines de 2007 como parte de la muestra Ouro Sentimental de la galería de arte argentina Belleza y Felicidad, en el Museo de Arte Contemporáneo de Niteroi, a media hora de Río de Janeiro.
Todo sucede en la misma dimensión pero con espacio entre un evento y otro, siempre irradiando la misma intensidad esos desprendimientos orbitan en disquerías y librerías artísticas, a algunos el brillo les parece fugaz a otros los deslumbra.

-Antes me hablabas de tu diamante ¿cómo es?
-“El diamante es como un simbolismo del interior y del alma, cuando estamos cerca y estás bien con alguien empezás a resplandecer”.
Todo se pone amarillo, este portal se cierra pero ustedes pueden volver si saltan en una “O” o se asoman por: www.myspace.com/luciannylacajadelasmúsicas

Artículo publicado en la revista Simples? de Brasil