Los animales del zoo permanecen cautivos durante gran parte o incluso el total de su vida. El motivo es que los zoos y aquariums pretenden ser un lugar para el aprendizaje y la investigación. Sin embargo, es ampliamente aceptado por la comunidad científica que lo más efectivo para ayudar a los animales es preservar las zonas en donde viven en libertad, invirtiendo el dinero en programas de conservación de sus hábitats.
La principal intención de los zoos es convertirse en parte de la oferta de entretenimiento de las ciudades, pero, ¿a costa de qué? Mantener encerrados a los animales, forzados a vivir en hábitats extraños para ellos produce consecuencias en su salud. La imposibilidad de seguir el comportamiento normal marcado por su patrón genético frustra sus instintos y no es raro que desarrollen trastornos psicológicos.
La propaganda del zoo da a entender que es un lugar para el aprendizaje y la conservación. Pero su eficacia como herramienta educativa o de conservación está puesta en entredicho por la comunidad científica. En primer lugar, resulta imposible que los animales puedan mostrar su comportamiento habitual en libertad mientras están en cautiverio. En segundo lugar, de las aproximadamente 3000 especies animales que poseen los zoos de todo el mundo sólo 66 pertenecen a especies en peligro de extinción (a pesar de que son más de 6000 las especies catalogadas en peligro de extinción)*. Por otro lado, los zoos no reintroducen a los animales a los lugares en donde viven. Y es muy escasa la información científica que realizan**.
La principal intención de los zoos es convertirse en parte de la oferta de entretenimiento de las ciudades, pero, ¿a costa de qué? Mantener encerrados a los animales, forzados a vivir en hábitats extraños para ellos produce consecuencias en su salud. La imposibilidad de seguir el comportamiento normal marcado por su patrón genético frustra sus instintos y no es raro que desarrollen trastornos psicológicos.
La propaganda del zoo da a entender que es un lugar para el aprendizaje y la conservación. Pero su eficacia como herramienta educativa o de conservación está puesta en entredicho por la comunidad científica. En primer lugar, resulta imposible que los animales puedan mostrar su comportamiento habitual en libertad mientras están en cautiverio. En segundo lugar, de las aproximadamente 3000 especies animales que poseen los zoos de todo el mundo sólo 66 pertenecen a especies en peligro de extinción (a pesar de que son más de 6000 las especies catalogadas en peligro de extinción)*. Por otro lado, los zoos no reintroducen a los animales a los lugares en donde viven. Y es muy escasa la información científica que realizan**.
* y ** Fuente: informe realizado por biólogos y técnicos para la revista Consumer en el 2000
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